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lunes, 18 de mayo de 2015

QUIROGA TRAIL CHALLENGE 2015 (by Ramiro)

QUIROGA TRAIL CHALLENGE 2015
(by Ramiro)


Este año fuimos invitados por nuestro Maestro y amigo Blas Rodríguez a participar en el Quiroga Trail Challenge 2015, exquisitamente organizado por la gente de Tourgalia. Consta de 2 pruebas: Trail do castelo y Trail do Lor, ambas con su versión “normal” (42km y 4.800m acumulados para O castelo y 46km con 6.000m acumulados para Lor) y una versión “mini” (23km con 3.000m para Castelo y 18km con 2.600m). Como parte al aliciente para participar, además de la propia temeridad que se nos presupone a los montunos, se sortearon 2 dorsales gratis para cada una de las pruebas entre los interesados del CAS. Quiso la Diosa Fortuna que la suerte me sonriera dos veces al salir agraciado en ambos sorteos, así que con los bolsillos repletos de dinero por el importante ahorro, me lié la manta (o la mochila) a la cabeza y allá me fui.
PRIMERA ETAPA: TRAIL DO CASTELO



            Tras haber corrido la Maratón de Barcelona (sí, también vamos al asfalto de vez en cuando) logrando MMP con un entrenamiento previo digamos que escaso (tampoco es que la marca previa fuera una maravilla), me creía el Rey del Mundo y una semana después estaba arrastrándome por los montes de Dexo en el Costa Trail de Oleiros, y no contento con eso me planto en la salida del Trail do Castelo el 28 de Marzo para intentar hacerme con los 42km sin pestañear.

Salida tranquila, sin prisas que todavía queda mucho que trepar, en compañía de la gente de CAS. Tanto los de la “larga” como los de la “corta” compartimos los primeros km de recorrido que consistieron en un sube y baja por distintos terrenos: tierra, barro, pizarra y agua, mucho agua. Parece como si la organización tuviera especial interés en que conociéramos todos los afluentes, riachuelos, regatos y charcos e la zona.  Llegué a contar hasta 4 cruces de río en menos de 500m de recorrido; el mismo río. Salgo con Jorge y Fátima, que se queda atrás por un pequeño percance (luego me alcanzaría). Jorge, como siempre, haciendo el cabra con su continuo adelanta-retrocede. Me paso una baliza y subo por donde no es pero gracias a él recupero la senda correcta. Al final se harta de esperarme y se aleja dando saltitos. Tras el primer avituallamiento, en el km 8, me alcanza Begoña Brión, quien será mi agradable compañera de penas hasta coronar el alto da Torca (km 15) después de un cortafuegos que costó subir caminando a pleno sol y por el que mucho antes subió el “Gran Arca” trotando como si de un falso llano se tratara, para posteriormente pasar saludando a las chicas del avituallamiento sin tan siquiera parase a beber (no dejo de alucinar).




Nosotros si paramos; de hecho casi ni éramos capaces e caminar. Tras beber un poco y tomar unas naranjas estupendas nos alcanzan los escobas (Blas y Rakel) acompañados de Fátima, Aida y otro chaval del que no recuerdo el nombre. Begoña se despide y nos deja a los rezagados disfrutando de las vistas.

Se inicia un descenso técnico (muuuyy técnico) por terreno lleno de pizarra suela con gran desnivel que va a condicionar mi carrera definitivamente. Me he equivocado al escoger zapatillas y mi maltrecho metatarso se resiente dentro de las Cascadia a cada nuevo paso. Llego abajo tras unos 5km interminables y empiezo a subir con Blas y Rakel animándome sin parar (vaya lujo contar con unos escobas tan majos). El pié va aguantando, y subiendo en terreno firme no siento molestias. Estoy lleno de energía y ánimos nuevamente por lo que pienso que acabar es posible. Pero poco me duró la alegría pues esto es puro trail del duro y la organización no entiende de senderos y caminos hechos. Nueva bajada brutal, incluyendo descenso por cuerda hasta un río en el que me refresco nuevamente. Pero el pié dice que “hasta aquí llegamos chaval” y con todo el dolor de mi alma comunico a mis escobas y  ala organización de me retiro en el avituallamiento de Rugando (km 25) tras 1.500m de ascenso y 5:30hrs peleando. Traslado a la meta en coche y reencuentro con Bea y Edu que hicieron la corta y descansan en la hierba. Saturado de correr y mentalmente tocado, decido darme un descanso y replantearme el calendario.



SEGUNDA ETAPA: TRAIL DO LOR
             Una vez sanadas las “heridas” de Castelo y decidiendo no participar en la Travesía do Xalo la semana antes por molestias en el metatarso (mi amigo el neuroma de Morton seguía recordándome su existencia) me lanzo a por el siguiente desafío con el Trail do Lor (me había salido gratis, no podía fallar). Esta vez, consciente de mis limitaciones, me decido por la versión corta (18km y +1.400m). salimos de Sada tempranito Begoña, Manuela, Carlos “O Catalán” y servidor. En el otro coche viajan Bea, Alberto y Felipe. Llegada a Quiroga, recogida de dorsal, unos cuantos saludos (Jabalí, Carlinhos, Blas, Rakel, Javier Estévez, Fátima y Fernando, Luis, …) y a tomar un cafelito con su respectivo bizcocho de chocolate en la panadería de enfrente.  Salida en el pelotón de cola (que ya no abandonaría más) con Carlos, que será mi fiel escudero en esta cruzada, Bea, Begoña y Manuela.

Los ritmos de cada uno nos van separando y tras un breve recorrido por las calles de Quiroga enfilamos monte arriba por un cortafuegos que en frío se antoja durísimo. Escucho a Blas gritando desde atrás “que vienen los de Podemos” y con el miedo subo casi a la carrera. Subidas y bajadas casi continuas por tierra húmeda en la que derrapábamos continuamente. Algún riachuelo, discreto, casi de forma disimulada al inicio. Posteriormente más y más agua hasta ser una constante en el camino. Temo por el metatarso en un terreno tan irregular: correr por las laderas con los pies inclinados lateralmente es lo que más me afecta. Sin embargo parece que las Ultra Raptor logran mantener  los pies estables dentro y no tengo la más mínima molestia durante casi toda la carrera. Carlos está maravillado con el paisaje y es que O Courel no deja impasible a nadie. Es la tercera vez que lo visito este año y siempre me sorprende. Reflexionamos acerca de lo afortunados que somos al tener estas montañas al lado de casa y de cuanta gente conoce parajes como los Picos de Europa o el Pirineo y nunca ha pisado O Courel o Ancares. A lo tonto llegamos al primer avituallamiento en Parteme (km 6,5) donde nos separan de los de la “larga”. Cargamos las pilas y tiramos millas, Carlos y Ramiro, Sancho y Quijote. Las Dulcineas vienen detrás pisando los talones.

A partir de aquí comienza una subida por senderos aceptablemente fáciles y luego un descenso técnico hasta el río, por el cual transcurrirá buena parte del recorrido. Hay barro, tierra, piedras, agua, ramas, espinas (muchas espinas)y de todo cuanto se os pueda ocurrir. Pero esto es Trail del puro, del bueno. Del que te adormece las piernas y cuando crees que ya no puede subir un metro más te obsequia con una bajada de infarto esquivando árboles y derrapando en la tierra hasta el río, que te recibe fresco y cristalino para devolverte el color perdido al rostro. Nuevo avituallamiento, esta vez en Contido (km 13) y buenas sensaciones.



Estamos relativamente frescos, encantadísimos con el recorrido y con ganas de más monte. Salimos al trote tras un breve refresco y recargar los bidones de agua. Avanzamos alegres por una pista de piedra y tierra que, tras lo anterior, se nos antoja una alfombra de hierba.


Tan felices y contentos vamos que sólo cuando sentimos el ruido de los coches y avistamos una carretera próxima nos damos cuenta de que llevamos un buen rato sin ver una baliza. Retrocedemos sobre nuestros paso, y vaya si retrocedemos. Casi 3km, sus 250m de desnivel acumulado y un total de 26 minutos perdimos hasta encontrar de nuevo el camino. “Tranquilo Carlos que ya no queda nada”; nunca me arrepentiré tanto de decir unas palabras. Iniciamos una de las peores subidas del recorrido que con el desnivel que tenía, lo resbaladizo del terreno y lo cansados que estábamos ya, se nos hizo eterna e insufrible. Desde arriba escuchamos voces femeninas y Carlos le grita “ánimo Rosa”. Por un momento pensé que Rosiña, nuestra Rosiña, se había colado en el Trail pero luego descubrí que Rosa en catalán significa Manuela. Ya nos pisan los talones las chicas así que hay que apurar el paso. Alcanzamos la cumbre (casi el Everest, diría yo) e inciamos un nuevo descenso que nos llevaría ya hasta las calles de Quiroga con un final por la calle Real y meta en el Albergue. Carlos me aplica el viejo truco de esprintar al final para llegar delante (todavía tiene malas artes de asfaltero, pero se le perodona porque es nuevo en esto). Objetivo cumplido, sin más que unas leves molestias en la planta del pie, y pensando ya en el próximo reto que iba a ser el Trail Aldeas do Courel pero después de un razonamiento poco lógico y de dejarme liar por Blas, Jabalí y Luis, será el ULTRA TAC si no muero en el intento.


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